Friday, October 03, 2008

Feed the pigeons




Feed the pigeons for me
when you get to Covent Garden,
let the cool wind dishevel your hair
as my fingers might do,
were I touching your lips
on a typical Blighty morning.

Greet the equinoctial deciduous sun
while strolling down Hyde Park,
and when your gaze reaches the sky,
let the warmth of the surrounding light
remind your distant senses,
I could be the hoister of some concealed flag.

Think of me, mind and soul,
when contemplating the Moon at dusk,
for I shall in-avertedly kiss your naked cheek
as a vespertine spirit, set loose on the brisk wind,
dancing with faeries and hobgoblins at night.


*En realidad no sé de donde me salió esto. Debe ser por los sentimientos encontrados que tengo por Inglaterra.

Saturday, October 27, 2007

Las cosas de mi sexo versus yo


Las cosas de mi sexo
están llenas de casitas de muñecas, porcelana,
lazos de tul, faldas, sombrillas y miles de tejerías;
más las mías están hechas de otro horizonte.

Estoy hecha de sueños, palabras, novelas y canciones.

Sueños de tirillas rotas, pedacitos de flores,
montones de tierra, caminos semi-andados
compuestos de lágrimas secretas y deseos apagados
por amores no correspondidos y a destiempo.

Cargo palabras tupidas de sed, de hambre, de verdad,
dispuestas a otorgarse a quien verdaderamente
las atienda.

Corro con la vista centenares de hojas cubiertas de realidades alternas,
tal vez buscando un débil sentido a las letras que mastico
y un significado coherente a las ocho de ellas
que componen mi nombre; porque en parte
soy como esa tierra que adoptó el destierro de aquel militar corso,
dirigente de tropas, emperador, estratega y loco.
Una isla que duerme en el mismo centro
del archipiélago Toscano,
y vive acariciada por el mar Tirreno.

Entiendo,
que me enajeno en canciones para no tener que hablar,
para no tener que escuchar conversaciones ajenas,
retazos imbecilizantes de balbuceos sin sentido
que deben ser encajonados en los huecos acéfalos
de quienes los engendraron.

Las cosas de mi sexo se adornan con piedras
y se embarran las caras con pintura polvorienta,
tratando de agradarse entre ellas mismas.
Yo prefiero adornarme de música, de libros,
pensamientos, arena y algas, y páginas virtuales.

Las cosas de mi sexo a veces salen de cacería
en busca de una víctima que complazca sus caprichos, de por vida.
Pero yo, prefiero meditar, mientras contemplo y espero
a que uno de ellos me observe, dé un paso y se me acerque.

Las cosas de mi sexo se enganchan de cualquier mequetrefe
por miedo a quedarse solas y no tener con quien procrearse.
Luego se vuelven posesivas y sumamente territoriales
para después preguntarse que por qué lo que tienen
no es suficiente, que en realidad no hay nada en común,
y que ya nada puede volver a ser, como lo era antes.

Mas yo me fijo, si entre los entes masculinos
hay alguno que sepa ir más allá d las tres capas de la piel,
y que comprenda que ser mujer no se basa
en coqueterías baratas ni en maniquíes de vitrinas,
sino en la complicidad absoluta que comparten
las mentes equi-pensantes, los diálogos alebrestados,
y las noches sin salida.
Alguien que entienda, que las cosas propias de mi sexo
son más profundas
que el espacio olvidado
entre medio de sus costillas.

Sunday, April 01, 2007

Me miras, te miro



Te sientas al otro lado
de una crisálida biselada
por el tiempo
y la redondez de sus formas.

Te miro absorta
entre pensamientos
que divagan entre
lo real y lo profano,
tratando de comprender
la línea fina que separa
al filósofo del poeta;
y al amante dormido
detrás de los hierros forjados
en su memoria.

Me miras,
a través de un lápiz que se suelta
y va bailando,
cayendo,
con la misma cadencia de las flores
cuando se acaba el verano.
Y es entonces cuando la iris
se posa sobre la almohada
y me despierto soñando
que me quedé dormida
posando mis ojos
sobre tus palabras.

Thursday, March 08, 2007

Hazme tuya



Hazme tuya en el presente
y deja que el pasado corra
con la desmentira olvidada
de pensamientos y canciones
desdoblados por el tiempo.

Hazme tuya en este instante
y no permitas que me vaya
sembrada de “peros” y otros silencios
que sólo consigan ahogarme
en la soledad de tus miedos.

Hazme tuya en este espacio
y piénsame como un pergamino
cuyo cuerpo espera ser pintado con letras,
porque soy un papiro que se respira y se vive
todas tus palabras y todos tus recuerdos.

Hazme tuya en el presente,
que no quiero perderme
mitificada sin motivos,
porque para ti pretendo ser
el mejor poema que tú hayas escrito.



(Especialmente dedicado anoche a las 11:15...)

Monday, February 19, 2007

Llueve...




Llueve.
Llueve de noche sobre mi cabeza
y las gotas repican contra el cristal
que intercepta mi mirada
al vacío,
haciendo charcos con tu sonrisa.
Gotas gordas danzantes
que rebotan en mi memoria
tejiendo preguntas
buscando respuestas,
haciendo chasquidos mientras caen
perpendiculares
como caleidoscopios,
espejos de las Pleiades.

Llueve de noche sobre mi almohada
donde el silencio se hace dueño de la claridad
y las manos se me pierden buscándote
en un cuarto vacío,
lleno de losetas frías
que se van perforando con mis huellas,
volando en la oscuridad.

Llueve de noche sobre mi espalda
y las gotas van inundando mi cuerpo
que duerme cansado
sobre el pecho de un centauro,
que lo abraza y lo arrulla
y me hace suya
en la distancia de una constelación
sobre nubes boreales
y nébulas que se abren
flotando dispersas
creciendo
insaciables,
persiguiendo la débil frontera
entre el espacio y la inmensidad.

Friday, December 22, 2006

Mi boina negra

Mi boina es negra,
negra como el café,
negra como el carbón,
negra como un botón
de chaleco,
de los que se ponía mi abuelo
cuando fungía como policía
en las calles de algún barrio
de Sábana Grande.

Negra,
como la tinta china
de los potes de cristal,
de negra tinta,
con los que mi padre escribía
sus pensamientos, frases, inventos, locuras,
que mucho más que,
demencias, publicadas en sus días, como
Intrascendencias.

Negra,
como la mata de pelo
sobre la cabeza de mi abuela,
aquella que callaba por largas horas
y se mecía dormida en un sillón de madera.

Negra,
como las cuentas de los collares
de plástico de los años sesenta,
que se ponía mi madre cuando
todavía era aquella novia hippiosa
de mi padre.

Negra,
como las suelas de los zapatos
que se ponía mi hermano,
por las mañanas
para ir a la escuela
a son de regaños
por culpa de los números desdoblados
que marcaba el reloj.

Negra,
como las tumbas de mármol
donde duermen los restos
carcomidos por el tiempo,
de lo que una vez fueron
mis propios restos.

Negra,
como una copa
llena de vino tinto
mezclada de syrah, de malbec,
de merlot o cabernet sauvignon
que se me llega,
se me sube a la cabeza,
donde se posa
mi boina negra.

Y con ella sueño que soy
y soy que sueño
con palabras que vuelan,
palabras que cantan,
palabras que hablan,
palabras que dicen, que cuentan,
que esa boina,
quiere ser más que una simple boina,
ella quiere ser boina negra,
boina negra
de poeta.

Thursday, December 07, 2006

Me perdí


Me perdí.
Me perdí en las palabras secretas que algún día blasfemaste
sin querer cerca de mi oído.
Me perdí en las burbujas creadas por pantanos de fantasía absurda
que tallaste en mi mente.
Me perdí caminando por un laberinto oscuro repleto de puertas
trancadas y ventanas negras, claroscuras.

Me perdí.
Cavando huecos inertes que quise penetrar para acurrucarme
dentro de nichos húmedos cargados con fuerza,
de protección,
de destrucción,
des-ilusión.

Me perdí.
Cantando mentiras y letras rotas,
con papel de dinero derretido,
desdibujado por el sol. Te encuentro,
sólo para perderme más
dentro de mí misma.

Y allí adentro,
con una flauta roja,
me perdí.

Bailando y sudando,
me perdí,
me perdí,
me perdí.